Para terminar los espacios dedicados a la muerte vamos a observar rituales de varias culturas. Uno de los enterramientos más antiguos que han sido descubiertos corresponde a la ciudad de Ur, perteneciente a la civilización Sumeria, encontrado en el actual Iraq en los años treinta del siglo XX por el arqueólogo inglés Leonard Woolley. En las tumbas, que datan 2500 años AC, se encontraron restos de reyes y reinas de esta ciudad.
En la cámara sepulcral se hallaron los esqueletos de nueve damas, adornadas con diademas que posiblemente portaron durante el funeral. Había soldados con los yelmos y lanzas junto a sus cadáveres. En la entrada había dos carros de bueyes en los cuales aún estaban los esqueletos de los cocheros y los animales. Junto a estos carros se encontraron los restos de los criados. En otra tumba, de una reina, se hallaron muchas joyas, recipientes de oro y dos barcas del Eufrates, una de cobre y otra de plata. Las sienes estaban adornadas con hilos de oro en forma de espiral y de sus orejas colgaban unos pesados pendientes de oro en forma de media luna. La teoría más aceptada es que todos fueron asesinados con la intención de que sus espíritus acompañaran a los reyes y los sirvieran en el más allá.
Estos hallazgos parecen mostrar claramente la profunda influencia de los sumerios en los pueblos que les siguieron en el Mediterráneo, como los egipcios y los griegos. En nuestro texto anterior titulado La Muerte. Viaje al más allá hablamos con más profundidad sobre el caso de las espirales y su uso en los enterramientos egipcios.
Otros objetos que encontramos en las mitologías egipcia y griega son las barcas. Ambas culturas relacionaban a la muerte con estas barcas. En el caso de Egipto, la Barca de Ra y en el caso de los griegos, la Barca de Hades. También en Mesoamérica, el alma del difunto tiene que hacer un viaje en el cual un perro le ayuda a cruzar un río para encontrarse con Mitlantecutli y alcanzar el descanso eterno. En las tres mitologías para alcanzar el destino final, el espíritu del difunto debe cruzar un río.
Al otro lado del mundo, en América, también existía la creencia de que el cadáver debía ser provisto en su tumba de los objetos que necesitaría en el más allá. Por ejemplo, en Perú, los incas eran enterrados con sus mejores prendas textiles, sus herramientas, ofrendas, cerámicas, animales, pieles y alimentos. Una tradición muy interesante sobre los enterramientos de estos Incas es la de las Falsas Cabezas, una costumbre antigua practicada en la costa peruana entre los años 650 y 1100 d.C, donde se han encontrado fardos con Falsas Cabezas. En la parte superior de estos fardos se colocaba un bulto relleno de algodón, que simulaba ser una cabeza humana cuyo interior contenía individuos colocados en posición fetal, acompañados por diferentes objetos.
En la cámara sepulcral se hallaron los esqueletos de nueve damas, adornadas con diademas que posiblemente portaron durante el funeral. Había soldados con los yelmos y lanzas junto a sus cadáveres. En la entrada había dos carros de bueyes en los cuales aún estaban los esqueletos de los cocheros y los animales. Junto a estos carros se encontraron los restos de los criados. En otra tumba, de una reina, se hallaron muchas joyas, recipientes de oro y dos barcas del Eufrates, una de cobre y otra de plata. Las sienes estaban adornadas con hilos de oro en forma de espiral y de sus orejas colgaban unos pesados pendientes de oro en forma de media luna. La teoría más aceptada es que todos fueron asesinados con la intención de que sus espíritus acompañaran a los reyes y los sirvieran en el más allá.
Sarcófago egipcio. Museo Vaticano, Roma (Foto: www.chicosanchez.com) |
Otros objetos que encontramos en las mitologías egipcia y griega son las barcas. Ambas culturas relacionaban a la muerte con estas barcas. En el caso de Egipto, la Barca de Ra y en el caso de los griegos, la Barca de Hades. También en Mesoamérica, el alma del difunto tiene que hacer un viaje en el cual un perro le ayuda a cruzar un río para encontrarse con Mitlantecutli y alcanzar el descanso eterno. En las tres mitologías para alcanzar el destino final, el espíritu del difunto debe cruzar un río.
En muchas partes de América los difuntos eran enterrados en posición fetal. Tumba Maya. Sala Maya del Museo Nacional de Antropología (Foto: Chico Sánchez) |
Al otro lado del mundo, en América, también existía la creencia de que el cadáver debía ser provisto en su tumba de los objetos que necesitaría en el más allá. Por ejemplo, en Perú, los incas eran enterrados con sus mejores prendas textiles, sus herramientas, ofrendas, cerámicas, animales, pieles y alimentos. Una tradición muy interesante sobre los enterramientos de estos Incas es la de las Falsas Cabezas, una costumbre antigua practicada en la costa peruana entre los años 650 y 1100 d.C, donde se han encontrado fardos con Falsas Cabezas. En la parte superior de estos fardos se colocaba un bulto relleno de algodón, que simulaba ser una cabeza humana cuyo interior contenía individuos colocados en posición fetal, acompañados por diferentes objetos.
Sacerdote. Tumba 7 de Monte Albán Museo de Antropología e Historia (Foto: Chico Sánchez) |
Más al norte del continente, en Oaxaca, México, se han encontrado tumbas con sarcófagos sencillos cubiertos en su parte superior por losas planas. Se sabe que años después, en estas mismas tumbas se construyó un vestíbulo al que se llegaba por escaleras que descendían desde la tumba. En sus muros interiores se abrieron nichos para colocar ofrendas y el techo se cubrió con dos filas de losas inclinadas, una frente a la otra. Además, se le dió forma de cruz a la base de estas tumbas dejando un espacio para las urnas funerarias que se hacían de barro y generalmente estaban dedicadas al dios de la lluvia (Cocijo). En ocasiones, estas tumbas eran decoradas en su interior con murales de motivos religiosos o con procesiones sacerdotales, como por ejemplo, la tumba 7 de Monte Albán.
Por lo general los cadáveres eran enterrados en posición fetal, de forma similar a las representaciones incas que se introducían en las Falsas Cabezas peruanas. Además de las vasijas se usaban petates. La palabra petate significa linaje o poder, por eso se envolvía a los gobernantes con el petate. Esta costumbre venía de otra tradición en la que se colocaba a los dioses y a los ancestros en envoltorios, a los cuales se le hacían ofrendas con copal y tabaco, que conocían como piciete. Los cuerpos se colocaban en posición fetal para que cupieran en el envoltorio de petate, además de este motivo el cuerpo en esa posición simbolizaba el regreso a la madre tierra para volver a nacer. En este caso la madre tierra representaba a la matriz o el útero de la mujer como dadora de vida.
Tumba de Teotihuacan. Museo Nacional de Antropología (Foto: Chico Sánchez) |
Al otro lado del mundo, en Egipto, a partir de la V Dinastía, comienzan a grabarse en algunos edificios piramidales las inscripciones conocidas como los Textos de las Pirámides, estos contenían instrucciones para la celebración de los ritos funerarios del faraón y el viaje que realizaría después de la muerte, desde su ascensión al cielo hasta su resurrección. Por este motivo se cree que las pirámides son las tumbas de los faraones.
Pirámides de Egipto. (Foto: www.pueblosantiguos.com) |
El faraón era la representación del dios Horus en la tierra y una de las misiones de este dios era la de defender junto a Seth la barca de Ra, arponeando con su lanza a la serpiente Apofis. Uno de estos textos dice: Ojalá la serpiente wfi pueda ser quitada de en medio; haz que yo sea protegido. Este autor consideraba que la serpiente era reducida por un falo, más no por una lanza. ¿Podría ser que la pirámide represente una entrada al reino de la muerte y la oscuridad, custodiada por el príncipe Babay del Mundo Inferior, y que para abrir esa puerta, Horus, el sol, usara su lanza o falo para derrotar a la serpiente? ¿Está inspirada la imágen anterior en un rayo de luz solar (la lanza o falo de Horus) derrotando a la oscuridad (la tierra representada en la serpiente)? Por otro lado, ¿Sería la llave de esa entrada al inframundo el Anj o cruz ansada egipcia, también conocida como la llave de la vida, la cual lleva Horus en las manos? Sin duda nos parece una interpretación interesante.
Momia egipcia. Museo del Louvre. París, Francia. (Foto: diegosax.es) |
Durante el periodo de duelo, los egipcios se dejaban crecer la barba y el pelo como señal de dolor. Cuando un familiar moría, los parientes permanecian gimiendo, llorando y golpeandose el pecho, alrededor del cadáver antes del embalsamamiento. Las mujeres se ensuciaban el rostro con barro y recorrían la ciudad cantando alabanzas para el difunto y agitando ramas verdes. Las precedian los esclavos que tocaban tamboriles. Los frutos, ramas verdes y flores tenían un papel central en los funerales egipcios, porque la vegetación era símbolo de la resurrección. Después de las procesiones funerarias de las mujeres, en honor del muerto se preparaban banquetes a los que se invitaban a parientes y amigos.
Momia egipcia. Museo Vaticano. Roma, Italia. (Foto: chicosanchez.com) |
Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). México
Museo Nacional de las Culturas (INAH-Conaculta). México
Enciclopedia Británica
Historia general del arte mexicano. Época prehispánica, Tomo II. Aut. Raúl F. Guerrero. Ed. Hermes.
Dioses, tumbas y sabios. Aut. C. W. Ceram. Ed. Orbis.
Mitología Inca. Soledad Cachuan. Editorial Gradfico.
Los Misterios Celtas. Stefano Mayorca. De vecci.
Mitología egipcia. Mariana Enríquez Ed. Gradfico.
Libros de las Pirámides. Trad: Francisco López y Rosa Thode. www.egiptologia.org
Simbolismo y función de los enterramientos dedicatorios de la pirámide de la luna en Teotihuacan. Aut. Saburo Sugiyama y Leonardo López Luján.
Autores: Blanca Adriana Camacho y Chico Sánchez
Fotógrafo colaborador: diegosax.es