Los gatos eran sagrados en el Antiguo Egipto. (Foto: Chico Sánchez) |
Además, nadie podía crear imágenes de ellos, al igual que hoy día no se puede representar a dios en algunas religiones.
Los gatos eran para los egipcios guardianes del conocimiento (Foto: Chico Sánchez) |
Los griegos y romanos, que fundaron sus civilizaciones basadonse en la cultura egipcia, adoptaron de estos el uso de los gatos como protectores contra las ratas, por eso los primeros monjes católicos llevaban gatos con ellos a sus monasterios.
Hoy en día, hay un rechazo muy extendido hacia los gatos basado en la creencia supersticiosa de que estos animales son diabólicos, que traen mala suerte, etc. Vamos a ahondar en donde se originaron estas falsas creencias y desde cuando arraigaron hasta llegar a nuestros días.
En Egipto se adoraba a la diosa Bastet y se le representaba con cabeza de gata o de leona. (Foto: Chico Sánchez) |
Este movimiento religioso, de caracter gnóstico, fue conocido como el Catarismo, nombre que podría provenir de la palabra catus que significa gato en latín. Existe un rumor que fue publicado por la iglesia que podría confirmar esto ya que de ellos se afirmó que: los cátaros adoraban al Dios del mal en la figura de un gato cuyo trasero besaban en sus ceremonias demoníacas.
Esta religión que se oponía al pago de diezmos y los excesos del clero, creció rapidamente convirtiendose en una amenaza para Roma. Para condenar y destruir a esta religión supuestamente se hizo un juicio de Dios, se arrojaron dos libros al fuego, uno católico y otro cátaro.
El libro católico se elevó milagrosamente en el aire por encima del fuego, mientras que el cátaro se quemó facilmente. Este relato que hoy consideraríamos de ciencia ficción, fue aceptado como cierto y sirvió de excusa para la invasión.
La iglesia asociaba el color negro con el mal y los gatos negros sufrieron una brutal persecución (Foto: Chico Sánchez) |
Antes de la destrucción de las ciudades cátaras un jefe militar preguntó: Cuando entremos en la ciudad, cómo lo hacemos para distinguir a los buenos católicos de los herejes. A lo que el legado del papa respondió: Matadlos a todos, que Dios reconocerá a los suyos. Esta ciudad era Beziers y se calcula que murieron entre 7000 y 20.000 personas en un sólo día. Murieron también los católicos.
Pero no sólo los cátaros fueron los asesinados sino que el papa declaró a los gatos como el brazo derecho del demonio. No sólo se les acusó de demoníacos porque eran un símbolo de las religiones paganas, sino que además se afirmó que los gatos se mantenían demasiado limpios y aseados, esa higiene fue vista como pecado; una señal de soberbia y lujuria.
En toda Europa, por orden papal, se organizaron persecuciones y se atraparon gatos vivos para ser arrojados a las hogueras. La iglesia llegó a un nivel muy extremo de ignorancia y crueldad; la imágen de las hogueras abrasando personas y animales en nombre de Dios era escalofriante y más cuando procedía de una iglesia que afirmaba buscar la paz y el amor entre los hombres.
Los únicos que se salvaron fueron lo gatos de los monasterios, al nacer se les había marcado una cruz en la frente con un hierro caliente, con esto se pensaba que se evitaba que el demonio entrara en ellos. Se quemaron tantos gatos que la especie estuvo al borde de la extinción. Como la iglesia asociaba el color negro con el mal, los gatos negros, igual que sus dueños, sufrieron la persecución más intensa.
Sólo cien años después una terrible enfermedad contagiosa asoló Europa causando la muerte de un tercio de su población, murieron millones de personas de esta enfermedad. La epidemia se propagó por la falta de higiene y por la proliferación de las ratas.
Esta enfermedad fue conocida como la Peste Negra; curiosamente apareció un siglo después de la destrucción de los gatos. Los afectados morían en unos pocos días, sufriendo una terrible agonía y con manchas negras en la piel. Se volvían negros.
Los gatos negros habían sido el principal blanco de la persecución de los católicos. Ahora, el destino enviaba una enfermedad en la que los que morían se volvían negros. Es como si la naturaleza estuviera enviando un mensaje a los que habían quemado a tantos animales inocentes y se estuviera vengando de la injusta muerte que sufrieron. Sin duda una gran ironía y una macabra casualidad.
Hoy día los gatos todavía son víctimas de la superstición (Foto: Chico Sánchez) |
Pero no se aprendió ninguna lección de estos hechos. La iglesia no reconoció ninguna responsabilidad sobre las causas de la peste negra sino que rapidamente la achacó al demonio, a las brujas y al poder del mal. En varias partes de Europa se acusó a los judios de haber envenenado el agua de las ciudades y se inició contra ellos una fuerte persecución. Miles de judios fueron quemados por la inquisición en los años siguientes.
Gracias a los gatos llegó a nosotros el conocimiento antiguo (Foto: Chico Sánchez) |
La historia nos enseña siempre cosas. Aquí nos muestra comos los gatos han sufrido muchos siglos la persecución de los católicos debido a creencias basadas en falsedades, ignorancia y superstición. Todas estas creencias supersticiosas sobre los gatos no tienen un origen real, esotérico o espiritual sino que fueron inventadas por la iglesia por intereses políticos y económicos.
Finalmente, concluimos que los gatos fueron guardianes de la vida y de la cultura; su aportación fue clave para el desarrollo de la humanidad, y fue gracias a ellos que gran parte del conocimiento de las civilizaciones antiguas llegó hasta nosotros.
Fuentes
Claudia Edwards. Profesora de la FMVZ-UNAM
Gran Mitología Egipcia. Aut. Mariana Enriquez. Ed. Gradfico
Museo de la Iglesia de Santa María de la Asunción en Carmona, Sevilla, Andalucía, España
Los templarios y otros enigmas medievales. Aut. Juan Eslava Galán. Ed. Planeta
Enciclopedia Católica
Autor: Chico Sánchez
Colaboradora: Blanca Adriana Camacho