Los aluxes, duendes mayas, de Yaxchilán. (Foto: Chico Sánchez) |
Según la tradición los aluxes fueron creados de barro para que fueran los guardianes de la selva, las milpas y los animales. Una vez hecho el muñeco se colocaba bajo un árbol y se le llevaban ofrendas con comida y agua. Cuando el muñeco desaparecía se consideraba que había cobrado vida. Otra de las funciones de estos seres era la de proteger el inframundo maya, el Xibalbá. Antes de entrar a un bosque o a un santuario habría que pedir permiso a estos duendes, si no se hiciera, estos espíritus provocarían accidentes, enfermedades o incluso desastres naturales ya que también se les asociaba con los truenos, rayos, tempestades, huracanes, etc
El nombre en náhuatl que define a estos duendes es chaneque. Al igual que los aluxes mayas estos seres eran considerados protectores. Otro nombre para estas entidades, en una teoría menos aceptada, es el de tlaloques, ayudantes de Tlaloc, dios de la lluvia. A estos seres se les describe como seres pequeños y regordetes con la cara redonda.
Imagen de Monte Albán. En la derecha podemos ver la ampliación de un extraño ser representado en el vientre de la mujer. (Foto: Chico Sánchez) |
Dios de las Abejas Ah Muzencab. Espíritu guardían de Cobá, Yucatán. (Foto: Chico Sánchez) |
En otra de las tradiciones, la bretona, se habla de los korriganes, seres muy pequeños, simpáticos, solidarios y siempre dispuestos a ayudar a los seres humanos. Todas las tradiciones coinciden en que los duendes, junto con los elfos y demás criaturas del bosque, son la manifestación de las fuerzas de la naturaleza, además, se les relaciona con los cuatro elementos.
Existen numerosas coincidencias entre las tradiciones indígenas mesoamericanas y las europeas. Por ejemplo, según la tradición celta los templos sagrados de los druidas eran resguardados por hadas, duendes y dioses tutelares. Para los romanos existían los penates, espíritus familiares que vivían en cada casa habitada y protegían a sus moradores, en agradecimiento a estos espíritus se realizaban ofrendas que servían también para solicitar su protección. Al igual que en Europa, en Mesoamérica, existía y existe la creencia en los espíritus protectores familiares. En Yucatán, por ejemplo, se mantiene viva la tradición de hacer ofrendas a los aluxes para que protejan los hogares o ayuden a lograr buenas cosechas. En la entrada de la pequeña habitación que corona la pirámide de Nohoch Mul, en Cobá, Yucatán, se puede observar, muy deteriorada, una imagen que podría ser considerada de uno de estos espíritus protectores. Esta imagen tendría la misión de salvaguardar el lugar.
La palabra duende ha sufrido una fuerte transformación con el tiempo y se mantiene viva en uno de los artes más antiguos de Europa: el Flamenco. Aunque este arte recientemente ha perdido gran parte de su esencia, el flamenco original tenía caracter religioso, ritual y social. Muchos flamencos aun conservan la creencia en el ángel o el duende. En determinadas circunstancias el cante y el baile podrían conducir a un estado espiritual muy parecido al trance, en ese momento se considera que ha llegado el ángel o el duende . Otras veces se dice que la persona tiene duende o ángel. Los pueblos mesoamericanos en sus rituales, aun hoy, usan la música, el canto y el baile para conectar con sus espíritus o dioses.
Para terminar compartimos un reportaje sobre este ángel o duende del flamenco. Pensar que el flamenco podría haber sido en el pasado una forma religiosa y espiritual para encontrarse con estos espíritus, los ángeles o duendes, es sin duda muy interesante. Puedes ver el reportaje a continuación.
Fuentes:
- Los misterios de los Celtas. Autor: Stefano Mayorca
- Tras las huellas de los duendes de México. Autores: Carlos Alberto Guzmán Rojas y Adriana Calzada León
Autor: Chico Sánchez
Colaboradora: Blanca Adriana Camacho