Audiovisual sobre la Petenera, un palo del flamenco que nace como una de las ramificaciones dentro de las Peteneras, un estilo musical que se puede encontrar hoy tanto en México como en España.
La petenera flamenca ha estado siempre rodeada de misterio y es uno de los palos más culturales e importantes del flamenco. Sobre sus orígenes, algunos opinan que se originó en el Caribe, en Cuba o la República Dominicana, otros que su nombre viene del gentilicio "petenero" o "petenera", como se denomina a los nativos de Petén, Guatemala. También se considera que la petenera podría proceder de canciones religiosas cristianas y cantos gregorianos o de las canciones del rey español Alfonso X "El Sabio".
Se cuenta que al final del siglo XVIII, Dolores "La Petenera", una mujer de Paterna de Rivera, en la provincia de Cádiz, Andalucía, España, se convirtió en una de las mejores intérpretes de este palo del flamenco. Debido a esta herencia, el pueblo de Paterna está considerado la cuna de la petenera flamenca y sus habitantes han sido los guardianes de este valioso legado dedicándose a conservarlo y cultivarlo hasta el día de hoy.
Los aluxes, duendes mayas, de Yaxchilán. (Foto: Chico Sánchez)
Los pueblos mesoamericanos al igual que los de otros continentes representaron a unos seres que podríamos considerar como duendes, los espíritus guardianes de la tierra o el bosque, también llamados seres protectores. Para los mayas estas entidades eran llamadas aluxes. En el sitio arqueológico de Yaxchilán, Chiapas, se encontró una representación de estos seres muy interesante. En ella se ven dos seres pequeños y gorditos que tienen un gran parecido con las descripciones que se hacen de los duendes no sólo en Mesoamérica sino también en otras partes del mundo, como en Europa, por ejemplo.
Según la tradición los aluxes fueron creados de barro para que fueran los guardianes de la selva, las milpas y los animales. Una vez hecho el muñeco se colocaba bajo un árbol y se le llevaban ofrendas con comida y agua. Cuando el muñeco desaparecía se consideraba que había cobrado vida. Otra de las funciones de estos seres era la de proteger el inframundo maya, el Xibalbá. Antes de entrar a un bosque o a un santuario habría que pedir permiso a estos duendes, si no se hiciera, estos espíritus provocarían accidentes, enfermedades o incluso desastres naturales ya que también se les asociaba con los truenos, rayos, tempestades, huracanes, etc
El nombre en náhuatl que define a estos duendes es chaneque. Al igual que los aluxes mayas estos seres eran considerados protectores. Otro nombre para estas entidades, en una teoría menos aceptada, es el de tlaloques, ayudantes de Tlaloc, dios de la lluvia. A estos seres se les describe como seres pequeños y regordetes con la cara redonda.
Imagen de Monte Albán. En la derecha podemos ver la ampliación de un extraño ser representado en el vientre de la mujer. (Foto: Chico Sánchez)
En una de las representaciones en piedra (arriba) que se encontraron en Monte Albán, Oaxaca, México, se observa un ser que coincide con algunas descripciones de los duendes. Según una de las versiones más aceptadas se trata de una mujer que ha muerto dando a luz a un niño. Sin embargo, algunas cosas llaman la atención, y es que esta figura parece ser adulta, de baja estatura y además está vestida, se observa claramente que lleva un pequeño sombrero. No se puede afirmar nada con esta simple observación, pero el ser podría ser considerado un nahual y tiene gran parecido con la imagen que tenemos de los duendes.
Dios de las Abejas Ah Muzencab. Espíritu guardían de Cobá, Yucatán. (Foto: Chico Sánchez)
En una de las descripciones que se encuentran en la mitología nórdica se menciona a los elfos como criaturas muy pequeñas y muy similares a los duendes.
En otra de las tradiciones, la bretona, se habla de los korriganes, seres muy pequeños, simpáticos, solidarios y siempre dispuestos a ayudar a los seres humanos. Todas las tradiciones coinciden en que los duendes, junto con los elfos y demás criaturas del bosque, son la manifestación de las fuerzas de la naturaleza, además, se les relaciona con los cuatro elementos.
Existen numerosas coincidencias entre las tradiciones indígenas mesoamericanas y las europeas. Por ejemplo, según la tradición celta los templos sagrados de los druidas eran resguardados por hadas, duendes y dioses tutelares. Para los romanos existían los penates, espíritus familiares que vivían en cada casa habitada y protegían a sus moradores, en agradecimiento a estos espíritus se realizaban ofrendas que servían también para solicitar su protección. Al igual que en Europa, en Mesoamérica, existía y existe la creencia en los espíritus protectores familiares. En Yucatán, por ejemplo, se mantiene viva la tradición de hacer ofrendas a los aluxes para que protejan los hogares o ayuden a lograr buenas cosechas. En la entrada de la pequeña habitación que corona la pirámide de Nohoch Mul, en Cobá, Yucatán, se puede observar, muy deteriorada, una imagen que podría ser considerada de uno de estos espíritus protectores. Esta imagen tendría la misión de salvaguardar el lugar.
El nahual del Códice Selden, es el pequeño ser que está entre las dos personas. Indica el nombre de la mujer de la derecha y también tiene un gran parecido a las descripciones que se hacen de los duendes.
En un códice mixteco, el Selden, aparece la imagen de un nagual como nombre personal de una mujer, lo cual nos podría llevar a pensar que la mujer es una nahuala. la pequeña figura, situada entre las dos mujeres, representa al ser mitológico conocido como el "ñuhu", en idioma mixteco, que se traduce al español como el Señor de la Tierra. Estos espíritus, como los duendes, son protectores de los espacios naturales, sitios sagrados y lugares habitados por personas. Hoy, lamentablemente, los nahuales y los duendes parecen destinados a la extinción igual que los bosques que protegen.
La palabra duende ha sufrido una fuerte transformación con el tiempo y se mantiene viva en uno de los artes más antiguos de Europa: el Flamenco. Aunque este arte recientemente ha perdido gran parte de su esencia, el flamenco original tenía caracter religioso, ritual y social. Muchos flamencos aun conservan la creencia en el ángel o el duende. En determinadas circunstancias el cante y el baile podrían conducir a un estado espiritual muy parecido al trance, en ese momento se considera que ha llegado el ángel o el duende . Otras veces se dice que la persona tiene duende o ángel. Los pueblos mesoamericanos en sus rituales, aun hoy, usan la música, el canto y el baile para conectar con sus espíritus o dioses.
Para terminar compartimos un reportaje sobre este ángel o duende del flamenco. Pensar que el flamenco podría haber sido en el pasado una forma religiosa y espiritual para encontrarse con estos espíritus, los ángeles o duendes, es sin duda muy interesante. Puedes ver el reportaje a continuación.