Chico Sánchez blog: La Muerte: Dia de Muertos. Parte 2

La Muerte: Dia de Muertos. Parte 2

Representacion de la vida y la muerte. Pueblo mixteco
Codice Vindobonensis. Biblioteca Nacional Austriaca
En esta segunda parte de nuestro espacio dedicado a la muerte vamos a escribir sobre algunas ceremonias, ofrendas, y rituales relacionados con diversas festividades de culturas del mundo.

Comenzamos por América. Para los pueblos mesoamericanos las celebraciones en honor a los ancestros son uno de los acontecimientos más importantes. Las antiguas tradiciones se fusionaron con las culturas europeas tras la conquista, pero aun conservan gran parte de su esencia mesoamericana.

Un ejemplo de la presencia de los antiguos rituales en las tradiciones del Dia de Muertos podemos encontrarlo en el Popol Vuh, Libro del Consejo o Libro de la Comunidad, escrito en 1550 que recoge parte de la tradición oral de los mayas quiché. El texto dice:

Y cuando las cañas de maíz volvieron a retoñar, la abuela quemó copal delante de las cañas, en recuerdo de sus nietos. (Los gemelos divinos que habían muerto)
Y cuando la segunda vez retoñaron las cañas de maíz, la abuela Ixmucané se alegró mucho y así comenzó la abuela la adoración. 

Flores de cempaxóchitl en la Ciudad de México.
(Foto: Chico Sánchez)
El copal es hoy, como entonces, un elemento importante en las ofrendas dedicadas a los difuntos que regresan cada año, al igual que los retonos del maíz. Esta relación entre la vida y la muerte la observamos también en una imagen del Códice Vindobonensis, que muestra a una persona muerta, lo cual se sabe porque tiene los ojos cerrados y su posición es igual a la de los enterramientos que se han encontrado en la zona. El maíz, como la persona que muere, va a la tierra para después renacer de ella cada año. Igual, los difuntos regresan desnudos a la tierra de donde nacieron y cada año retornan para encontrarse con sus parientes.

Otro elemento importante en las celebraciones del día de los muertos es la flor del Cempaxochitl. Esta flor amarilla se usa para decorar las tumbas en la noche del día de muertos y con sus pétalos se hace un camino desde la casa de los parientes del difunto hasta la tumba.

Encontramos una relación de esta flor con la muerte en uno de los mitos mesoamericanos. En idioma zapoteco, murciélago, significa mariposa de carne y se escribe Bigidiri Zinia. El mito cuenta que el murciélago nació de la sangre de Quetzalcoatl, la serpiente emplumada. Según esta leyenda del nacimiento del dios Murciélago, el Códice Magliabecchi, nos dice que el mundo inferior es también el lugar de las flores perfumadas: ...y después el mismo murciélago llevó aquella rosa (la que no olía bien) a Mictlantecuhtli y allá la lavó otra vez y del agua que de ella salió, salieron rosas olorosas que ellos llaman súchiles por derivación desta diosa, que ellos llaman Suchi Quetzal. Y ansi tienen las rosas olorosas, vinieron del otro mundo de casa de este ydolo que ellos llaman Mictlantecuhtli...  

Decoraciones para el Día de Muertos en México
(Foto: Chico Sánchez)
Tonatiuh era el dios del sol de los mexicas, y según investigaciones recientes sería la figura que se encuentra en el centro de la Piedra del Sol o Calendario Azteca. Cempasuchil, como hemos mencionado, proviene de las raices cempoalli, el numero veinte, y xochitl que significa flor, y esta situada en el numero veinte, el fin de los dias del calendario. Si observamos esta flor, redonda y amarilla, muestra un gran parecido con nuestras abstracciones del sol, que representa a la energía y la luz. El sol también es la fuente de energía y de renovación, es el creador de la luz, el padre del día, que con sus rayos aleja las tinieblas de la tierra. Podría ser que estas flores fueran colocadas en la tumba para llevar de una forma simbólica la luz a las almas.

Cabe destacar que en China y Japón el 7 de julio se celebra una festividad llamada Nanako Bon donde, como en Mesoamérica, se limpian los cementerios, se deshierban las tumbas, se adornan con flores y se hace un camino con pisadas en el recorrido que va desde la tumba hasta la casa que habitó la persona en vida, esto nos recuerda al camino que se hace el Día de Muertos con los pétalos de cempasuchil. Este sendero se hace para que el alma del difunto no se pierda en su viaje de vuelta a su tumba y pueda regresar al mundo de los muertos.

Pero volviendo a Mesoamérica. Se cree que cada año las ánimas, en forma de mariposa, anuncian la llegada de los muertos.  Por eso cuando aparecen mariposas blancas se recuerda a los difuntos. Entre estos pueblos existe una veneración respetuosa hacia los ancestros y se les debe recordar al menos una vez al año.

Las mariposas monarca llegan todos los años a México
a final de octubre y su llegada coincide con el inicio
de las celebraciones del Día de Muertos.
(Foto: Chico Sánchez)
Esta creencia prehispánica afirma que cada año se produce el retorno de las almas de los difuntos a la tierra en forma de animales alados, como aves o mariposas, después de cuatro o siete años de su muerte. A las luciernagas se las considera portadoras del alma o la sombra de los muertos y en algunas partes de Mexico, los muertos pueden visitar a sus familiares tomando la forma de palomitas, moscas, chapulines y otros insectos. Por esta razón, los mayas de Yucatán hasta finales del siglo pasado tenían prohibido cazar durante el día de muertos ya que se pensaba que las almas de los difuntos podrían estar alojadas en los cuerpos de los animales.

Otra costumbre mesoamericana es la de colocar altares u ofrendas a los difuntos en las fechas de la conmemoración del día de muertos. Por ejemplo, entre los nahuas se piensa que cuando no se pone el altar la persona sueña con sus difuntos. El uso de altares y ofrendas también esta documentada en la época prehispánica. Cuenta Sahagún en su Historia General de las Cosas de la Nueva España: ...durante la fiesta de Tepeilhuitl se hacían imágenes de montones de pasta de tzoalli a honra de los montes altos donde se juntaban las nubes y en memoria de los que habían muerto en agua o heridos de rayo, o de los que no se quemaban sus cuerpos sino que los enterraban, es decir, a los que iban al paraiso de Tlaloc. 


Altar. Día de Muertos en Teotitlán del Valle, Oaxaca, México
(Foto: Chico Sánchez)
En el mes de Quecholli (20 de octubre al 8 de noviembre), se celebraban a los muertos en la guerra, los cuales, al morir, acompañaban al sol en su carrera hasta su cénit y bajaban por la tarde transformados en mariposas y colibríes. El último día de este mes, donde se festejaba a Mixcoatl, se depositaban manojos de flechas atadas como ofrenda y junto a estos colocaban unos tamales. Dejaban las flechas un día entero sobre la sepultura y al llegar la noche las quemaban.


Sahagún dice: Tambien ponían juntamente un par de tamales dulces; todo el día estaba esto en las sepulturas y, a la puesta del sol, encendían las teas y allí se quemaban las teas y las saetas. En muchos pueblos hay danzas durante los días de muertos. Algunos se llevan a cabo en la calle, otros grupos van de casa en casa y otros más actuan en el cementerio. En las huastecas, los danzantes se llaman huehues (viejos en idioma nahuatl) y representan a los difuntos, danzan a parejas y sus bromas a menudo hacen referencia a algun contenido sexual.

En el mes dedicado a la deidad Xipe Totec, se fabricaba un pan, llamado cocolli, con los granos de unas mazorcas llamados ocholli, las cuales se colgaban de los techos por sus envolturas después de la cosecha. El cocolli era pues, un pan de ofrenda sagrada, pan de maíz, amarillo con la piel apergaminada de Xipe Totec, este pan simbolizaba la muerte de la naturaleza, que moría para volver a nacer. El cocolli parece ser ser el origen del actual pan de muerto que forma parte de estos altares. Estos altares del Día de Muertos también se caracterizan porque muchos de ellos llevan imágenes de las personas muertas, hoy día se colocan fotografías. Al otro lado del mundo, en el Tibet, encontramos una costumbre muy similar que vamós a explicar a continuación.

Como en los ritos tibetanos los altares del Día de Muertos
en México son decorados con una imagen del difunto
San Gregorio Atlapulco, Ciudad de México
(Foto: Chico Sánchez)
El Libro Tibetano de los Muertos o el Bardo Thodol, es un libro de instrucciones para los difuntos y los moribundos. Es una guía del difunto en su periodo de existencia en el Bardo, estado intermedio de 49 días de duración que hay entre la muerte y el renacimiento.

Dice este libro que cuando los síntomas de la muerte se completan, se pone una manta blanca sobre el rostro del cadáver y nadie toca el cuerpo para que no se interfiera en el proceso final del morir, que termina con la separación completa del cuerpo bárdico de su contraparte del plano terreno. El difunto ordinariamente no es consciente de estar separado del cuerpo humano hasta más o menos tres o cuatro días después de la muerte.

Mientras se vela al cadáver por los parientes y amigos, se ofrece al espíritu del difunto una parte de todo el alimento, tanto sólido como líquido. Este alimento es colocado en un cuenco frente al cadáver; y luego de que el espíritu extrae de estos alimentos las esencias sutiles se arroja la comida, después, se retira el cadáver de la casa para llevarlo a su destino.

Tumba con pétalos de cempaxochitl
(Foto: Chico Sánchez)
Encontramos en Bolivia, un caso muy similar ya que según la costumbre popular, los deudos esperan al ánima de su ser querido al medio día del dos de noviembre con sus platos favoritos con el fin de que aspire las emanaciones y recobre fuerzas para continuar su largo peregrinar antes de la reencarnación.

Prosiguiendo con nuestra relación de la tradición tibetana, una vez que el cadáver ha sido trasladado al lugar de inhumación. Se pone una imagen del difunto en un rincón de la habitación y ante esta se prosigue la ofrenda de alimentos hasta expirar los cuarenta y nueve días del Bardo. La efigie del cuerpo del difunto se confecciona vistiendo un taburete, un trozo de madera u otro objeto apropiado con las ropas del difunto, y en el lugar correspondiente al rostro se inserta un papel impreso, llamado Spyang-pu. Al terminar los ritos funerarios esta efigie es quemada ceremoniosamente con la llama de una lámpara alimentada con manteca dandose un adiós final al espíritu del difunto.

La celebración del Día de Muertos mesoamericana recibió después de la conquista europea la influencia de una celebración celta adoptada por el catolicismo y que es conocida como el Dia de Todos los Santos. Esta festividad recibe en inglés el nombre de Halloween, hallow en ingles se traduce como santificar, consagrar o se aplica a algo santo. Concretamente la palabra Halloween que comenzo a usarse en el siglo XVIII es una abreviatura de All Hallows Eve o día de todos los santos. Pero esta tradición católica tiene profundas raices en una celebración celta: el año nuevo.

Una de las celebraciones celtas más importantes era denominada Samain, que significa reunión o unión. En esa festividad en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, los druidas festejaban la entrada del año nuevo celta. Durante esta fiesta era constumbre encender hogueras para que alejaran a los malos espíritus que ese día podían mezclarse con los vivos ya que el límite entre el cielo y la tierra, entre dimensión física y dimensión etérea, desaparecía. También se hacían ofrendas a los espíritus de los familiares o para apaciguar a los espiritus que erraban solitarios.

Xilacayote o calabaza decora una tumba.
Día de Muertos en Xochimilco, México
(Foto: Chico Sánchez)
Encontramos una mencion a estos fantasmas errantes en la cultura sumeria, la mas antigua de la civilización occidental. Creían los sumerios que los espíritus errantes eran familiares que no habían recibido veneración de sus descendientes y habían sido olvidados. El deber de los familiares que seguían con vida era ocuparse del culto de los difuntos, ofrendando un poco de agua, vertida de vez en cuando sobre su tumba, algunos restos de alimentos y, al final de cada mes, cuando la luna desaparecía y simbolicamente moría, se hacía una comida familiar que se llamaba kispu (en acadio ese nombre hacía alusión al «reparto de comida»), al que los difuntos eran convidados ritualmente.

La costumbre actual del Día de Muertos o Halloween en América es una fusión de las ricas tradiciones mesoamericanas con de esta tradición ancestral que practicaron, sumerios, celtas y romanos, además de otras culturas europeas. Hasta hoy, las personas se disfrazan como la muerte u otros seres fantasmagóricos que simbolizan a los espíritus errantes de los difuntos. Por ejemplo, en la Roma Antigua, se ponían altares en las puertas de las casas para que estos espíritus temibles comieran y no se enojaran con sus habitantes. Hoy día los niños se visten con esas figuras fantasmagóricas y aterradoras rememorando esta tradición, asustan a sus vecinos para recibir su porción de alimento o de dulces.

Concluimos con un audiovisual sobre la tradición del Día de Muertos en México.

 


Fuentes
Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). México
Hallazgos en el Calendario Azteca. Inah. Mexico
Dios nacio mujer. Aut. Pepe Rodriguez. Ed. Ediciones B. 
Dioses, tumbas y sabios. Aut. C. W. Ceram. Ed. Orbis
Rituales del dia de muertos. Aut. Ruth D. Lechuga. Ed. Artes de Mexico
Fauna Mexicana: Naturaleza y simbolismo. Aut. Miguel Angel Nicolas Careta. Ed. Leiden
Diccionario de mitología nahuatl. Aut. Cecilio A. Robelo
La calavera. Aut. Paul Westheim. Ed. Fondo de Cultura Económica
Los misterios de los celtas. Aut. Stefano Mayorca. Ed. De Vecchi
Jean Bottero. La religión más antigua, Mesopotamia. Ed. Trotta
Libro tibetano de los muertos. Ed. Época S.A de C.V.
Mitología Egipcia. Aut. Mariana Enríquez. Ed. Gradfico
Popol Vuh. Ed. Editores Mexicanos Unidos
El día de muertos, una raíz de nuestra nación. Aut. Juan Bautista LLanes Gómez
Biblioteca Nacional Austriaca 
www.chicosanchez.com
Arqueología Mexicana 
Diccionario Wordreference
Enciclopedia Catolica Online  

Autores: Blanca Adriana Camacho y Chico Sánchez